11.03.2004

Mi diario

Decidir esto de escribir un diario para compartirlo con otros no me resulta fácil. Uno siempre está preocupado por lo que puedan pensar los demás y no quiere dejarse intuir por otros. Creo que es un poco de miedo lo que hace que dudemos tanto en compartir las impresiones y experiencias diarias con otras personas pero debo confesar que me parece un acto de generosidad y valentía muy valioso. He escrito algunos cuadernos en forma de diario personal pero nunca los he compartido con nadie pues consideraba que era algo tan privado y tan mío que no debía ser conocido por otros. Este año en el mes de mayo cuando estuve en Barcelona visitando a una amiga ella y otras personas me animaron para crear el blogg. La verdad lo intenté pero no me decidí a escribir para compartir lo que sentía, lo que vivía, lo que hacía en ese momento así que lo dejé. Me asustó un poco imaginar que una experiencia así se pudiera convertir como en un retrato interior que se expone sin protección alguna y preferí irme por lo fácil y desechar la idea. Pero seguí leyendo otros diarios. Empecé a sentir como un cierto aprecio y un respeto muy grande por esas personas que comparten su cotidianidad de esta forma y ahora que ha empezado el otoño y quizá por ser esta una estación que me gusta tanto y en la que se agudizan mis ganas de asomarme a mi propio interior me he decidido. La razón ahora es bastante simple: quiero compartir con libertad lo que Dios me permite vivir y hacerlo a través de este diario. Espero que esto no signifique solo una experiencia liberadora por el poder liberador de la palabra misma sino un acto de amor para los que lo lean alguna vez aunque no nos conozcamos.

Me inicio en esta experiencia pidiéndole a Dios que lo que yo escriba y comparta sirva para arropar el corazón de otros pues creo que las experiencia de los seres humanos son todas tan únicas y tan diversas que cuando las podemos compartir estamos dando un paso para que pueda descubrirse al Dios escondido que llevamos dentro de nosotros y ofrecer así una pizca de alegría, una pequeña esperanza, una esquirla de fe.

Mañana saldremos de viaje para Berlín. Desde Owen el pequeño pueblo alemán del estado federado de Baden Würtemberg en donde vivo hasta la capital germana hay aproximadamente siete horas de viaje. Espero poder tener la posibilidad de escribir desde allí.