2.06.2007

El padre Christoph

El padre Christoph a estado varias veces a punto de "irse" esta semana. Visitarlo en el hospital ha significado para mí un acto terapéutico cien veces más eficaz que toda la teoría que sobre el amor a la Iglesia y a sus Pastores muchas veces intenté "inyectarme". No habla, no abre los ojos, lo alimentan con una pequeña sonda que le introducen por la nariz y su respiración acelerada por algunos momentos y por otros muy lenta se interrumpe por una tos que le viene inesperadamente. Está en la Unidad de cuidados intensivos en la sección de pacientes con problemas neurológicos. Pacientes muy delicados todos. Uno entra allí y siente que se le para el corazón, entonces un sentimiento de impotencia y de compasión penetra hasta lo más profundo. Un médico me pregunta (lo visité el viernes)si soy pariente suya pues lo deben operar nuevamente y necesitan una autorización escrita. No supe qué contestar. Al parecer el padre tiene una hermana que vive en otra ciudad de Alemania y vino a verlo la semana pasada pero no ha regresado y su otra familia lejana está en Polonia. Aunque en la Diócesis hay personas encargadas para estos casos parece que el exceso de prudencia de los alemanes llega al colmo de dejar todo en manos de los médicos y de la poca familia que tenga el sacerdote. También acá en la Parroquia, todos quieren ser "prudentes" y prefieren dejar que todo evolucione. Le trato de coger sus manos cuando lo visito y de transmitirle un poco de consuelo y de rezar por él acompañada de la Virgen pero es tremendo lo que he sentido. Me duele la soledad de su enfermedad, su sufrimiento y sobre todo he visto en él ese rostro adolorido de Jesús, qué dolor tan profundo! Qué soledad tan grande la de un sacerdote enfermo!

Creo que nunca pensó que solo podría celebrar unas cuantas misas en su nueva Parroquia de Oberlenningen cuando el 3 de diciembre pasado recibió su investidura como nuevo párroco luego de que la comunidad tuviera que sobrevivir a una vacancia de más de siete meses sin cura. Y es que para nadie es un secreto la crisis de sacerdotes y de la iglesia en Alemania. El padre Christoph estaba alegre, confiado, agradecido con Dios por poder empezar su labor como pastor con esta comunidad. Una semana después tuvo que ser internado a consecuencia de una úlcera estomacal. Pero Dios quiso permitirle salir pronto y celebrar la misa de Navidad y comenzar el año con su nueva parroquia. El seis de enero anunció que se debía someter a una intervención del estómago y optimista y esperanzado se despidió. Lo visité el 12 y aunque estaba débil pudimos hablar y yo le conté de mi viaje a Colombia. Al final me tomó la mano y juntos dimos gracias a Jesús. Fué lindo ver como él también (de nacionalidad polaca) decía en español:" gracias Jesús". El lunes siguiente sufrió un derrame cerebral que lo tiene muy grave.

He pensado en los sacerdotes que están solos, enfermos, como el padre Christoph, he pedido a los amigos que ofrezcan oraciones y a los sacerdotes que conozco que ofrezcan Eucaristías por él. Hoy alguien me ha hecho pensar que quizá sea el mismo padre Christoph quien ya está rezando por nosotros.